Respuesta :



A finales de julio, presenta el largo alegato de defensa en donde, a través de 125 puntos, pretende demostrar su inocencia. “Nariño busca demostrar que no hay delito de lesa majestad en los principios contenidos en la traducción, sino que, por el contrario, son los mismos que los filósofos católicos de España y los mismos teólogos de la Iglesia han sostenido en publicaciones que, con toda libertad, circulan por la península y las colonias” (Credencial Historia, 1991). Pero, más allá de tan buenos argumentos presentados en la defensa de nuestro Precursor, estas palabras tuvieron una vida corta, todo se lo llevó el viento. “Nariño ya está sentenciado a priori” (Credencial Historia, 1991) y esto ningún ciudadano de la época lo podía negar.

Argumentos como que “nunca existió intención alguna de cometer el delito” eran difíciles de probar. Pero don Antonio logra demostrar que su objetivo no era cometer un delito de lesa majestad, y que aquella publicación tenía un interés meramente pecuniario (por ello el papel de la traducción).



col1im3der
Nariño aseguraba que su intención nunca había sido corromper al pueblo o incitarlo a la revolución. Los escritos que él desarrollaba en su imprenta y los temas no eran para todas las personas, eran escritos selectivos a una clase social determinada por su capital y cultura. Además, el pueblo que, según el oidor y la Corona española, podía verse inducido por dicho documento, no entendería el mismo ni su trascendencia. Ni siquiera la alta sociedad se vería permeada por el ánimo revolucionario, debido al significativo conocimiento que ya poseían de tantas áreas donde un escrito no podría afectar su dogma.

Luego Nariño centra su discurso en demostrar como El espíritu de los mejores diarios, entre otros escritos, que eran de libre circulación en la Colonia, tenían los mismos principios que él consignó en la traducción de los Derechos del Hombre. Sus aforismos tienen por base los de autores que no pueden ser sospechosos a ningún monárquico y a ningún católico.

El conocimiento, esto es la causa de todos sus males, pero también el motivo de toda su honra.

Otro de los argumentos que Nariño usó en su defensa es que dicha traducción e impresión no necesitaba licencia alguna, dado que cumplía con el límite expuesto en la ley.
ACCESS MORE
EDU ACCESS