En la Nueva Granada, aunque se reconoció la libertad de cultos, en el siglo XIX, la Iglesia católica tuvo un papel
central en la formación de la mentalidad de la población. Por ello, esta institución influyó ampliamente en las
decisiones políticas, económicas y sociales. Un efecto de la preeminencia de la Iglesia fue:
Los sacerdotes fueron los mayores propietarios de tierras en la Nueva Granada durante todo el siglo XIX.
El clero al tener presencia en todas las poblaciones se encargó de cobrar los impuestos a toda la población